La libertad sexual es un tema recurrente en la sociedad, especialmente en los últimos tiempos. Es algo que se ha debatido en diferentes contextos y se ha intentado normalizar todo lo que implica tener libertad en este ámbito. Sin embargo, aún existe la doble moral en la libertad sexual. Es decir, que existen ciertas barreras culturales, religiosas, políticas o sociales que limitan la libertad que se debería tener para decidir por uno mismo en las cuestiones sexuales.
La doble moral en la libertad sexual se puede atribuir a diferentes factores, como la religión, la cultura, la política o el género. Desde la infancia, muchas veces se nos presenta un ideal de sexualidad que se supone es el adecuado y el correcto. Se espera que las mujeres y los hombres tengan una conducta sexual diferente y se les aplique un doble rasero en función de su género.
Estas expectativas y roles de género que se nos inculcan a lo largo de nuestra vida nos marcan de tal manera que muchas veces es difícil escapar de ellos. Se nos han enseñado valores basados en la moralidad y la decencia que todavía tenemos arraigados en nuestra sociedad.
Las consecuencias de la doble moral en la libertad sexual son muchas y variadas. En primer lugar, la doble moral puede dar lugar a conductas sexuales peligrosas. Si se espera una conducta sexual "deseable", muchas personas se sentirán presionadas para actuar de una manera que no les parece cómoda o segura para ellas.
En segundo lugar, y relacionado con las anteriores, la doble moral provoca discriminación y estigmatización. Si las mujeres que tienen relaciones sexuales con más de una pareja sexual son consideradas "fáciles", es probable que se las discrimine en el ámbito social y laboral. Por otro lado, muchos individuos podrían utilizar homofobia y transfobia para justificar sus actitudes discriminatorias y controlar la libertad sexual de otras personas.
Combatir la doble moral en la libertad sexual es un paso más para la lucha por la igualdad entre las personas. Para ello, es necesario romper con los estereotipos impuestos y construir una educación sexual basada en la libertad, la igualdad, el respeto y la diversidad.
Uno de los ejes principales que debemos cambiar es el papel que la educación sexual tiene en nuestra sociedad. En vez de enseñar una moralidad basada en la vergüenza y el castigo, se debería enfocar en una educación sexual que enseñe a las personas sobre la responsabilidad sexual, el consentimiento y la diversidad sexual a través de una perspectiva de género.
Otro paso clave en la lucha contra la doble moral es aumentar la conciencia social sobre el respeto a la diversidad sexual. Debemos apoyar y promover la lucha contra la discriminación por orientación sexual, identidad de género, etnia, religión o cualquier otra característica que pueda crear barreras a la libertad sexual.
En resumen, la doble moral en la libertad sexual sigue siendo un obstáculo en nuestra sociedad. Es vital luchar contra ella para promover una diversidad sexual en la que se promueva el respeto, la igualdad y la responsabilidad sexual. Todos y todas tenemos derecho a vivir nuestra vida sexual de la manera que consideremos adecuada, sin tener que ser juzgados o discriminados por ello.